de la Dolorosa
Siendo estudiante en Spoleto, conoció la fascinación del mundo. No obstante, secundando las llamadas de la gracia, decidió dejarlo todo para ingresar en la Congregación de la Pasión de Jesucristo.
Su vida religiosa consistió en realizar el modelo de una existencia crucificada al mundo, abierta plenamente a la unión con Dios y al ejercicio de todas las virtudes, especialmente la humildad y la obediencia.
Murió en Isola del Gran Sasso, en los Abruzzos, el 27 de febrero de 1862. Junto a su sepulcro se yergue ahora un grandioso santuario, meta de piadosas peregrinaciones y centro de irradiación religiosa.
Oh Dios, que por tu admirable designio de amor llamaste a san Gabriel de la Dolorosa a vivir el misterio de la cruz unido a María, la Madre de Jesús; guíanos hacia tu hijo Crucificado, para que, participando en su pasión y muerte, alcancemos la gloria de la resurrección.