El jueves 14 de marzo, el Santo Padre Francisco recibió en audiencia a Su Eminencia Reverendísima el Señor Cardenal Marcello Semeraro, Prefecto del Dicasterio de las Causas de los Santos. Durante la audiencia, el Sumo Pontífice autorizó al mismo Dicasterio a promulgar el Decreto relativo a las virtudes heroicas de la Sierva de Dios María Magdalena Frescobaldi Capponi, fundadora del Instituto de las Hermanas Pasionistas de San Pablo de la Cruz.
La Sierva de Dios nació el 11 de noviembre de 1771 en Florencia, en una familia de la aristocracia florentina. El 3 de noviembre de 1790 se casó con el marqués Pier Roberto Capponi. En 1803 Maddalena se unió al Movimiento de la Amistad Cristiana de Florencia. En 1806, movida por el Espíritu, comenzó a ir al hospital Bonifazio a servir a las mujeres enfermas; aquí se encontró directamente con el drama de la prostitución. Impulsadas por su ejemplo, le siguieron otras ammigas. Sostenida y alentada por su director espiritual se entregó a esta misión, sin descuidar jamás sus deberes de esposa, madre y dama de corte. Alquiló una casa en la que acogió e instruyó a jóvenes mujeres que querían volver a llevar una vida cristiana. El arma que le servía para vencer fue el amor misericordioso del Crucificado y de la Madre Dolorosa. Llamó ‘hijas mías’ a aquellas mujeres a las que muchos de sus conciudadanos llamaban ‘cloacas’. Algunas de ellas, convertidas a una nueva vida, le manifestaron su deseo de entregar al Señor su existencia para, a su vez, servir de ayuda a muchas otras hermanas que quedaron en el camino y comprometerse por su salvación. En 1814 presentó su proyecto en favor de las ex prostitutas al Sumo Pontífice Pío VII, que le dio su bendición, y al año siguiente tuvo lugar la vestición de las cuatro primeras jóvenes a las que llamó Esclavas Pasionistas. En 1817 pidió y obtuvo la afiliación de la pequeña comunidad a la Familia Pasionista, y en 1819 obtuvo el reconocimiento jurídico de la obra. En 1821 presentó el texto de las Constituciones, redactadas en la línea de las claustrales pasionistas, a la aprobación del Pontífice Pío VII. Después de la muerte de su esposo en 1825 se dedicó totalmente a la Fundación. En 1832, al descubrir algunas niñas ociosas en el pueblo de San Romano de Pisa, abrió y sostuvo a su cargo una escuela de niñas en la que pudo acoger gratuitamente a niñas pobres e instruirlas para la misión de ser futuras educadoras de sus hijos. En 1835 sufrió una larga enfermedad. Constante y fiel, toda la existencia de la Sierva de Dios estuvo enraizada en la fe, en la oración, en los sacramentos e impregnada de la caridad hacia Dios y hacia el prójimo. Aceptó todo serenamente de las manos de Dios, Padre de misericordia. Entregó su existencia al Padre el 8 de abril de 1839 y fue sepultada en el cementerio del Ritiro, tal como había deseado. Su muerte fue llorada por su familia, las Esclavas Pasionistas y mucha gente pobre.
En virtud de la fama de santidad que gozó en vida y después de la muerte, se instruyó la Causa de beatificación y canonización de la Sierva de Dios. La Investigación diocesana se instruyó en el Tribunal de la Arquidiócesis de Florencia, del 28 de marzo de 2009 al 19 de febrero de 2011. La Congregación de las Causas de los Santos emitió el Decreto sobre la validez jurídica de la Investigación el 9 de junio de 2012. Una vez preparada la Positio, se ha discutido, según las normas habituales, si la Sierva de Dios ha practicado las virtudes cristianas en grado heroico. Fue sometida al examen de los Consultores Históricos el 26 de enero de 2021 y a la evaluación de los Consultores Teólogos el 15 de diciembre de 2022. La sesión ordinaria de los Padres Cardenales y Obispos se celebró el 12 de marzo de 2024.
La Sierva de Dios nació el 11 de noviembre de 1771 en Florencia, en una familia de la aristocracia florentina. El 3 de noviembre de 1790 se casó con el marqués Pier Roberto Capponi. En 1803 Maddalena se unió al Movimiento de la Amistad Cristiana de Florencia. En 1806, movida por el Espíritu, comenzó a ir al hospital Bonifazio a servir a las mujeres enfermas; aquí se encontró directamente con el drama de la prostitución. Impulsadas por su ejemplo, le siguieron otras ammigas. Sostenida y alentada por su director espiritual se entregó a esta misión, sin descuidar jamás sus deberes de esposa, madre y dama de corte. Alquiló una casa en la que acogió e instruyó a jóvenes mujeres que querían volver a llevar una vida cristiana. El arma que le servía para vencer fue el amor misericordioso del Crucificado y de la Madre Dolorosa. Llamó ‘hijas mías’ a aquellas mujeres a las que muchos de sus conciudadanos llamaban ‘cloacas’. Algunas de ellas, convertidas a una nueva vida, le manifestaron su deseo de entregar al Señor su existencia para, a su vez, servir de ayuda a muchas otras hermanas que quedaron en el camino y comprometerse por su salvación. En 1814 presentó su proyecto en favor de las ex prostitutas al Sumo Pontífice Pío VII, que le dio su bendición, y al año siguiente tuvo lugar la vestición de las cuatro primeras jóvenes a las que llamó Esclavas Pasionistas. En 1817 pidió y obtuvo la afiliación de la pequeña comunidad a la Familia Pasionista, y en 1819 obtuvo el reconocimiento jurídico de la obra. En 1821 presentó el texto de las Constituciones, redactadas en la línea de las claustrales pasionistas, a la aprobación del Pontífice Pío VII. Después de la muerte de su esposo en 1825 se dedicó totalmente a la Fundación. En 1832, al descubrir algunas niñas ociosas en el pueblo de San Romano de Pisa, abrió y sostuvo a su cargo una escuela de niñas en la que pudo acoger gratuitamente a niñas pobres e instruirlas para la misión de ser futuras educadoras de sus hijos. En 1835 sufrió una larga enfermedad. Constante y fiel, toda la existencia de la Sierva de Dios estuvo enraizada en la fe, en la oración, en los sacramentos e impregnada de la caridad hacia Dios y hacia el prójimo. Aceptó todo serenamente de las manos de Dios, Padre de misericordia. Entregó su existencia al Padre el 8 de abril de 1839 y fue sepultada en el cementerio del Ritiro, tal como había deseado. Su muerte fue llorada por su familia, las Esclavas Pasionistas y mucha gente pobre.
En virtud de la fama de santidad que gozó en vida y después de la muerte, se instruyó la Causa de beatificación y canonización de la Sierva de Dios. La Investigación diocesana se instruyó en el Tribunal de la Arquidiócesis de Florencia, del 28 de marzo de 2009 al 19 de febrero de 2011. La Congregación de las Causas de los Santos emitió el Decreto sobre la validez jurídica de la Investigación el 9 de junio de 2012. Una vez preparada la Positio, se ha discutido, según las normas habituales, si la Sierva de Dios ha practicado las virtudes cristianas en grado heroico. Fue sometida al examen de los Consultores Históricos el 26 de enero de 2021 y a la evaluación de los Consultores Teólogos el 15 de diciembre de 2022. La sesión ordinaria de los Padres Cardenales y Obispos se celebró el 12 de marzo de 2024.