Beatos Mártires de Daimiel

La noche del 21 de julio de 1936 la comunidad de Daimiel fue ex-pulsada del Retiro Pasionista, junto a la Ermita del Cristo de la Luz.
El P. Nicéforo, Superior Provincial, reunió a los religiosos en la Iglesia, les dio la absolución y les repartió la comunión.

Les dijo: «Hijos míos, este es nuestro Getsemaní… ¡Moradores del Calvario, ánimo,

a morir por Cristo! A mí me toca animaros, y yo mismo me estimulo con vuestro ejemplo».

La comunidad se dividió en varios grupos.

El primer grupo, encabezado por el P. Nicéforo, estaba a punto de tomar el tren en la estación de Manzanares, Ciudad Real, el 23 de julio. Fueron detenidos y fusilados en un descampado no lejos de la estación.

Cinco de ellos murieron en este primer fusilamiento: Nicéforo Díez, José Estalayo, Epifanio Sierra, Abilio Ramos y Zacarías Fernández. Fulgencio Calvo falleció poco después de llegar al hospital, donde llevaron a los otros seis supervivientes.

Nueve religiosos pudieron llegar en tren a Ciudad Real: Germán Pérez, Felipe Valcabado, Maurilio Macho, José Osés, Julio Mediavilla, José María Ruiz, Laurino Proaño, Anacario Benito y Felipe Ruiz. Allí fueron encarcelados acusados de ser religiosos.

Les llevaron maniatados por las calles, recibieron las burlas y fueron apedreados por la multitud. En el Gobierno Civil les dieron un salvoconducto que fue su condena de muerte. Fueron asesinados el 23 de julio, en Carabanchel Bajo, Madrid, y enterrados en una fosa común.

Tres de ellos, Pedro Largo, Félix Ugalde y Benito Solano, lograron tomar el tren, pero en la estación de Urda fueron forzados a bajar del tren y en la mañana del 25 de julio fueron asesinados.

Dos más, Juan Pedro Bengoa y Pablo Leoz, lograron llegar a Ciudad Real, donde se escondieron durante dos meses. Fueron descubiertos y fusilados el 25 de septiembre en Carrión de Calatrava, Ciudad Real.

Los supervivientes del primer fusilamiento en la estación de Manzanares, después de pasar tres meses en el hospital donde curaron sus heridas y trabajaron cuidando a los enfermos, fueron fusilados de nuevo el 23 de octubre: Ildefonso García, Justiniano Cuesta, Eufrasio de Celis, Honorino Carracedo, Tomás y José María Cuartero.

Todos ellos murieron perdonando a sus perseguidores.

Fueron beatificados por el papa S. Juan Pablo II en la Plaza de S. Pedro de Roma el 1º de octubre de 1989. Sus reliquias reposan en la cripta de la Ermita del Cristo de la Luz.


► Volver a la página dos BEATOS

Oración


Oh Dios, fortaleza y corona de los mártires, que te dignaste asociar a la Pasión del Señor al beato Nicéforo y a sus compañeros; concédenos, que, imitando su ejemplo, seamos capaces de perseverar firmes en la fe hasta la muerte.