Nació en Civitavecchia (Roma) en 1745. Al poco tiempo de su ordenación sacerdotal ingresó en la Congregación Pasionista, recientemente fundada, acogido por el propio fundador San Pablo de la Cruz.
Trabajó incansablemente en favor de la promoción de la vida cristiana, mediante la predicación de la Pasión de Cristo, recorriendo casi toda Italia.
Por deseo del Papa predicó a menudo en la ciudad de Roma; por él fue llamado a dictar varias veces ejercicios espirituales a los cardenales, obispos, prelados de la curia romana y de la corte papal, y al clero de la capital. Era conocido como “el santo predicador pasionista”.
Compuso libros de carácter doctrinal y piadoso. Entre estos últimos, sobresale el folleto sobre la Preciosísima Sangre,por quien el santo tenía un amor extraordinario.
Se distinguió como director de almas. Con su consejo ayudó, entre otros, a san Gaspar del Búfalo, la beata Ana María Taigi y las venerables María Luisa Maurizi y María Clotilde Adelaida de Saboya.
Consagrado obispo de Macerata y Tolentino, promovió con celo apostólico la reforma del clero y del pueblo, actuando como verdadero pastor de su rebaño.
Era un padre dulce y exigente. Llevó una vida pobre y arrepentida. Los pobres eran su cuidado constante.
“Ellos son mis amos”, dijo, “yo soy su mayordomo”. Su expresión fue: "Oyendo el clamor de los pobres", que luego se volvió de uso común.
En los conflictos políticos de su tiempo, se mostró como intrépido defensor de la libertad de la Iglesia, prefiriendo el destierro al juramento de fidelidad a las usurpaciones napoleónicas.
Vuelto a su diócesis, brilló aún más su solicitud pastoral y su gran caridad con los pobres.
Se opuso enérgicamente a la invasión de Macerata por tropas extranjeras, ganándose el título de "padre de la ciudad".
En 1823, el Papa León XII aceptó de mala gana la renuncia al liderazgo de la diócesis presentada varias veces por el santo. Sin embargo, lo quería cerca de él para su consuelo espiritual y como su consejero y confesor.
Vicente murió en Roma el 1 de enero de 1824, después de ofrecer su vida al Señor para sustituir al Papa gravemente enfermo. Declarado santo en 1950, San Vicente reposa ahora en Macerata, donde fue celoso pastor durante 22 años.
Oración
Dios onmipotente y eterno, que concediste al obispo san Vicente María Strambi dedicarse de todo corazón al servicio de tu pueblo y ser un intrépido defensor de la fidelidad a la Iglesia, haz que, estimulados y fortalecidos con su ejemplo, seamos promotores de la caridad y la justicia en el seno de la Iglesia.
San Pablo de la Cruz San Vicente María Strambi San Gabriel de la Dolorosa Santa Gema Galgani Santa María Goretti San Inocencio Canoura San Carlos Houben